Creció en medio de la guerra y el control Talibán en su país, Afganistán. A pesar de las dificultades, y sobre todo de las limitaciones impuestas a mujeres, Sara Barackzay ha cumplido su sueño de ser la primera ilustradora y animadora mujer en su país, y ahora trabaja para que más jóvenes creativas como ella puedan trabajar en ese mundo.
Sara nació en Herat, al noroeste de Afganistán. Sus padres trasladaron a la familia a una pequeña aldea mientras duró el régimen Talibán, y volvieron a la ciudad con el control de EE.UU. Por mientras, Sara era una niña que se interesó en el mundo del dibujo desde temprana edad, y que perdió la audición de un oído, dejándola fuera de la educación formal. Cuando a los 8 años le pusieron un aparato para ayudarla a oír, pudo ir al colegio, lo que le abrió el mundo.
Le gustaba la animación, pero nadie en su país siendo mujer tenía una carrera en el rubro. Sara se graduó del colegio y convenció a su familia de dejarla ir a vivir a Turquía, donde entró a la universidad a estudiar Arte y Animación. Se convirtió así en la primera profesional de su país. Comenzó su carrera profesional ilustrando libros infantiles para Unicef y Unesco, donde plasma los animales y costumbres de su país. Luego en su trabajo ha cubierto temas como paz, y derechos de las mujeres.
Sara quiso que más mujeres se sumaran al mundo de la animación, impartiendo cursos; en un principio costaba que las jóvenes se conectaran, ya por falta de acceso a Internet como por las convenciones sociales con el género en Afganistán. Pero lentamente ha creado más de 30 cursos online o presenciales, con más de 400 afganas aprendiendo a animar e ilustrar.
Sara, quien ha ganado numerosos premios por su trabajo, dice que su sueño es algún día llegar a Pixar o Disney. Pero, por sobre todo, sueña con Paz para Afganistán.