El 13 de julio de 2015, en un hostal en Ayacucho, la joven peruana Cindy Arlette Contreras fue arrastrada por su pelo por su pareja, Adriano Pozo, mientras intentaba desesperada huir de él. El ataque quedó registrado en las cámaras de seguridad. Pero incluso eso no ayudó con la sentencia, y así tras la libertad de su agresor, Cindy se ha transformado en un ícono de lucha dentro del movimiento hoy latinoamericano de Ni una menos, y su cara más visible en Perú. Hoy, está de nuevo en tribunales esperando justicia.
El caso de Cindy causó indignación en Perú. En el famoso video, ella escapa por el pasillo pero Adriano la intercepta en la entrada del hotel, donde un desconcertado trabajador -que anteriormente había sido alertado por gritos-, no pudo reducir por un rato al agresor, que estaba totalmente desnudo, y una y otra vez empujaba a Cindy para volver a la habitación, hasta que termina arrastrándola por los cabellos. Ella logra escapar y se esconde en un almacén. “Te voy a matar. Si no es por las buenas es por las malas, tú no me vas a dejar prefiero verte muerta”, ha declarado ella que le dijo su agresor.
La brutal agresión fue perseguida en tribunales, pero Pozo fue dejado en libertad vigilada, y luego, ya que no se habrían probado los cargos de intento de femicidio e intento de violación, sólo se le condenó por lesiones leves con pena remitida. Según los jueces, la vida de Cindy no corría real peligro. Parte de las dudas que surgieron en el Perú por la blanda condena al agresor que enfureció al país, estaban por la relación de los tribunales con la familia del acusado, que es hijo del regidor de la Municipalidad de Huamanga.
Desde entonces Cindy no se ha dejado estar, liderando la convocatoria a la marcha de Ni una menos en su país. “‘Ni una menos’ es una unión de mujeres. Cualquier mujer que necesite respaldo y apoyo puede venir, puede acudir a nosotras y la vamos a llenar de fuerza, de energía y la vamos a impulsar a seguir adelante. Es algo que está en el corazón de todas las mujeres”, ha dicho ella. Pero ha pagado el precio: ha sido perseguida en su hogar, y una vez hasta fue atropellada por un conductor que se dio a la fuga. Ella ha apelado el caso en tribunales, esperando una condena más justa, mientras ha sido elegida una de las 100 personas más influyentes del mundo por la revista Time, y recibió un premio “mujer coraje” del Departamento de Estado de EE.UU. por su lucha contra la violencia de género.