Es parte de una dinastía femenina de mujeres indígenas ambientalistas de Ecuador, provenientes de la comunidad quechua Sarayaku: Helena Gualinga, la más joven del clan, se ha convertido en la voz de la nueva generación que lucha por proteger la naturaleza donde viven.
Hija de un padre sueco-finlandés y de la activista Noemí Gualinga, Helena se crio entre su aislada comunidad Sarayaku en la Amazonía-hasta donde se accede solo en bote o avioneta- y Europa. Hace más de una década, la comunidad de la familia Gualinga llevó a una empresa petrolera a tribunales, a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, por haber ilegalmente explotado sus tierras, destruyendo la biodiversidad, sin permiso de los locales; ganaron el caso.
Con esos referentes Helena se convirtió también en activista, junto a su hermana mayor, Nina. Ha ido a escuelas ecuatorianas a contar cómo la deforestación y explotación afecta a su comunidad y a la naturaleza, y cómo los más ancianos han visto cambiar por completo al clima.
Protestó en la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU en 2019, y tuvo una intervención como conferencista en la COP25 de Madrid, llamando la atención sobre los estados de concesionan territorios sin preguntar a las comunidades. Junto a Greta Thunberg y otras activistas de su generación, también han hecho llamados conjuntos para terminar con la extracción de combustibles fósiles.