Fue una de las escultoras y artistas más importantes de Chile, reconocida internacionalmente por sus obras, pero también por su legado como académica, y también por ser la primera mujer en dirigir el Museo de Bellas Artes.
Lily Garafulic nació en Antofagasta, hija de inmigrantes croatas. Consentida como sólo puede serlo la menor de nueve hermanos, desde pequeña Lily tuvo inclinación artística y desde muy joven supo que quería estudiar Bellas Artes, lo cual era un pequeño escándalo para la familia. Pero ella entró igualmente en 1934 a la Facultad de la Universidad de Chile, y desde entonces dedicó su vida a su pasión.
Comenzó a concentrarse en la escultura, y en un viaje a Europa conoció al escultor Constantino Brancusi, padre del modernismo, y se convirtió en la gran influencia en su obra. Garafulic, que trabajó terracota, mármol, piedra y bronce, ganó una beca Guggenheim, lo que le permitió seguir perfeccionándose en Nueva York. Volvió convertida ya en maestra, comenzando un largo trabajo como formadora en la Universidad de Chile, y se puso a trabajar por dos años sin descanso en la Basílica de Lourdes, en Quinta Normal, donde esculpió los 16 profetas que adornan la cúpula. Un trabajo enorme que le valió la atención de la revista norteamericana Life.
Garafulic fue la primera mujer en dirigir el Museo Nacional de Bellas Artes, entre los años 73 al 77; cuando más adelante le preguntaban si era Pinochetista, por ser los años del comienzo de la dictadura, ella explicó que no, que se le insistió en tomar el trabajo y que lo hizo porque el museo estaba muy necesitado. Ella lo modernizó, y creó con la ayuda de la OEA y la Unesco, el laboratorio de restauración y conservación. Lideró también el catastro de las obras que hasta entonces no existía.
Pasó de las esculturas más figurativas hasta las más abstractas a lo largo de su carrera; también clave fue su viaje a Isla de Pascua, donde se replanteó las formas de sus trabajos. Después de una larga carrera, en 1995 recibe el Premio Nacional de Arte. Su nombre, junto al de Rebeca Matte y Marta Colvin, es uno de los fundamentales de la escultura en su país.