La chilena Eugenia Huici fue amiga, musa y mecenas de importantes artistas como Picasso, el crítico de arte francés Jean Cocteau.y el compositor ruso Igor Stravinsky. Es considerada una precursora de la estética minimalista en la decoración de interiores y la encarnación de la Belle Epoque. Una verdadera figura internacional que en nuestro país no ha sido demasiado reconocida.
Hija de aristócratas bolivianos, Eugenia fue una de trece hermanos y nació en un fundo en La Calera, región de Valparaíso. Estudió en un internado católico en Valparaíso en Valparaíso. A los 20 años se casó con el artista y diplomático José Tomás Errazuriz y se fueron de luna de miel a Venecia donde conocieron al pintor John Singer Sargent y entablaron amistad. Vivieron un año en un fundo en San Felipe, donde el matrimonio tuvo un primer hijo que murió recién nacido. Con inmensa inquietud artística, intelectual y cultural, en 1893 luego se trasladaron a París y más adelante a Londres.
Su concepción estética cercana al minimalismo, la convirtieron en una adelantada a su época. Y su belleza, personalidad y elegancia la transformaron en la favorita de quienes se convertirían en algunos de los más relevantes artistas e intelectuales de la época. En Madrid conoció al compositor Igor Stravinsky y se convirtió en su mecenas.
Luego de la Primera Guerra Mundial, el matrimonio volvió a la capital francesa y también pasaron algunas temporadas en Suiza donde su marido se trató una tuberculosis. Eugenia compró una villa en Biarritz, que bautizó La Mimoserie, y que fue frecuentemente visitada por Picasso; el artista retrató a Madame Huici de Errázuriz una veintena de veces, pasó ahí su luna de miel con Olga Jojlova y pintó varios murales en la residencia de la chilena. El historiador del arte John Richardson dedicó un ensayo a Eugenia titulado “Picasso’s Other Mother”.
Otros importantes pintores de la época también la retrataron, como Jacques Emile Blanche, John Singer Sargent, Giovanni Boldini. Fue admirada por el fotógrafo y modisto británico Cecil Beaton, que describió en detalle la decoración de La Mimoserie y le dedicó un capítulo llamado “La dama de Chile”. También fue muy influyente en el diseñador francés Jean Michel Frank quien usó esta misma mansión como laboratorio creativo. Incluso Proust se refirió a la chilena en su obra En busca del tiempo perdido: “tocada por el arte como por gracia divina, viviendo en departamentos repletos de pinturas cubistas”.
Después de la muerte de su marido en 1927, pensó volver a Chile y le pidió a Le Corbusier unos planos para construir una casa en Zapallar, lo cual no se concretó y Villa Eugenia finalmente terminaría siendo construida en Japón por el arquitecto suizo. Después de la Segunda Guerra Mundial Huici volvió a Chile. Su casa de Biarritz y sus pinturas se vendieron y ella murió a los 90 años en Santiago. Sus más cercanos dijeron de ella: «elevó la simplicidad a una forma de arte».