Tamara Elgueta (37), trabajadora social del Hogar de Cristo, es la coordinadora del revolucionario programa Vivienda Primero en el Hogar de Cristo. Comenzó a implementarse por primera vez en Chile y en Latinoamérica en 2019. Se les entrega a las personas una vivienda digna, y luego se van solucionando los problemas que los llevaron a la situación de calle.
Durante cuatro años fue la jefa de la Hospedería para Hombres de San Bernardo, la que atendía a 40 varones en situación de calle; el trabajo le encantaba, pero ella sabía que esa metodología no era el camino para superar la situación de calle. Era una intervención paliativa. Por eso, cuando le hablaron del piloto de Vivienda Primero, pensó de inmediato en aceptar porque era un cambio de paradigma gigantesco: entregarle las llaves de un departamento compartido a las personas en situación de calle, para desde ahí acompañarlos y que demuestren que pueden llevar esa casa.
Tamara convenció por la evidencia internacional, la que avalaba un modelo que jamás imaginó nuestro país se abriría a instalar. A sus 37 años, Tamara hoy tiene una amplia experiencia en personas vulnerables. Trabajó en la hospedería de Puente Alto y en el programa de protección para mujeres en riesgo por violencia de género en esa misma comuna, ambos del Hogar de Cristo. “Fue un trabajo de cinco años tremendamente desgastador. Acogíamos a 20 mujeres y 40 niños, todos muy dañados y traumatizados por la violencia intrafamiliar”, cuenta.
Por toda su experiencia en la temática, es hasta hoy la coordinadora del programa Vivienda Primero, gracias al financiamiento de los ministerios de Desarrollo Social y Familia y de Vivienda y Urbanismo. Partió implementándose en la Región Metropolitana y ahora se encuentra presente en la región de Valparaíso y de Los Lagos, con 118 personas que dejaron atrás su situación de calle y hoy viven en departamentos flamantes, que ha sido el primer paso para recuperar sus vidas.
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