Icono del feminismo latinoamericano, para la mexicana Marcela Lagarde “el feminismo es un patrimonio de la humanidad y así debería ser reconocido”. Etnóloga, doctora en antropología y política, (re)acuñó el término sororidad e hizo la diferenciación entre femicidio y feminicidio.
Estudió Etnología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Luego hizo un doctorado en Antropología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su tesis doctoral, el libro “Cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas”, se convirtió en una de las obras feministas más importantes de su país.
Después de años de trabajar como académica, en el 2003 fue electa diputada como candidata independiente en la lista del Partido de la Revolución Democrática. Integró la Comisión de Equidad y Género y presidió la “Comisión Especial para conocer y dar seguimiento a las investigaciones relacionadas sobre los feminicidios en la República Mexicana”.
Para describir la situación de violencia de género que vivían las mujeres en Ciudad de Juarez -municipio con mayor número de asesinadas o víctimas de homicidio doloso a nivel estatal y nacional-, teorizó sobre la palabra “feminicidio”. Señaló que éste se debía a la impunidad de los delincuentes y la negligencia, omisión y complicidad de las autoridades encargadas de prevenir y erradicar estos crímenes
Desde un enfoque analítico-social, cultural y político, coescribió y promovió la aprobación de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que considera todos los tipos de violencia feminicida, desde la patrimonial-institucional hasta la físico-sexual.
Presidenta de la Red de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres A.C. y coordinadora del Proyecto Violencia contra las Mujeres y Políticas de Gobierno en la Construcción de los Derechos Humanos de las Mujeres, Marcela lucha por erradicar la violencia machista, por transformar radicalmente el mundo y por el derecho de cada mujer “a vivir en libertad y a gozar de la vida”.