Maestra y filósofa, Simone Weil formó a obreros y sindicalistas, fue miliciana durante la Guerra Civil Española y formó parte de la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Descrita por Albert Camus como “el único gran espíritu de nuestro tiempo”, sus obras -alrededor de veinte volúmenes-, fueron publicadas por sus amigos de manera póstuma.
Perteneciente a una familia judía agnóstica francesa, a los 22 años se graduó de la Escuela Normal Superior de París y comenzó a hacer clases de filosofía en distintas instituciones de mujeres. Por sus tendencias sindicalistas y su metodología como profesora tuvo problemas en más de una ocasión.
A inicio de los años 30 viajó a Alemania e hizo artículos donde criticó el ascenso del nazismo y las consecuencias que esto traería. Escribió el ensayo “Reflexiones sobre las causas de la libertad y la opresión social”. Retirada de la docencia, trabajó en fábricas industriales para conocer la vida de las obreras.
A los 26 viajó a España como periodista voluntaria. Durante 45 días se unió a la Columna Durruti para enfrentar el levantamiento militar encabezado por Franco. Regresó a Francia tras vivir la “crueldad” de la guerra y sufrir un accidente en el frente. Narró las consecuencias de las guerras para el alma humana.
Durante la Segunda Guerra fue redactora para distintos medios, ayudó a los refugiados que huían de Hitler y Stalin, escondió a León Trotski y su familia en un departamento en París. Por miedo, en 1940 se instaló con su familia en el sur de Francia. Luego huyó a Estados Unidos aunque pronto regresó para incorporarse a la resistencia francesa.
Fue redactora de Francia Libre hasta que abandonó la organización en 1943. Se acercó al cristianismo y se interesó por la “no violencia” de Gandhi. Ese mismo año le diagnosticaron tuberculosis. La internaron en un sanatorio en Londres. Pese a su enfermedad, decidió no comer más que los soldados que estaban en el frente y eligió dormir en el suelo. Murió a los 34 años.