Maestra y poeta anarquista, Louise Michel dedicó su vida a la revolución y a la lucha por la libertad en Francia. Feminista miembro de la Comuna de París, con fusil en mano resistió la invasión del ejército prusiano.
Durante la guerra franco-prusiana del siglo XIX las tropas del Reino de Prusia sitiaron y ocuparon París. En la “semana sangrienta” ejecutaron entre 20 y 30 mil personas y detuvieron a otras 40 mil; Louise Michel fue una de ellas. Con 41 años era parte del movimiento insurreccional conocido como la Comuna de París.
Hija de una joven campesina que trabajaba como sirvienta en una mansión, a Louise la criaron sus abuelos paternos. Su abuelo, un seguidor de las ideas ilustradas de Voltaire y de la herencia de los revolucionarios de 1789, se hizo cargo de su educación.
Para mantener a su madre tras la muerte de su familia, a los 22 años obtuvo el diploma de institutriz. Sin embargo, por negarse a jurar lealtad a Napoleón III no le permitieron ejercer en centros educativos públicos. Decidió abrir sus propias “escuelas libres e igualitarias”. Publicó poemas, colaboró en periódicos y en 1956 se mudó a París.
Integró cooperativas sociales y fue secretaria de la “Société démocratique de moralisation”, una asociación que brindaba asistencia a prostitutas. Cuando en 1870 los prusianos derrotaron a las tropas del Imperio francés, en París establecieron un autogobierno radical y democrático. Louise presidió el Comité de Vigilancia del distrito XVIII y contribuyó a la organización de la educación infantil y de las mujeres.
Al término del conflicto la deportaron a Nueva Caledonia, territorio colonizado por Francia, donde se unió a la resistencia del pueblo kanak contra la expropiación de sus tierras. En 1880 le permitieron regresar a su país. Cofundó el periódico Le Libertaire, sufrió más arrestos por sus actividades “subversivas” y dio conferencias en distintos países hasta su muerte.
En 1990 se creó la Asociación Louise Michel con el objetivo de dar a conocer su vida, obra y mantener viva su memoria.