Desde niña Sarah ha ideado y creado soluciones sociales, hoy lucha contra la desertificación en África. Nacida en Francia pero de origen tunecino, cuando todavía estaba en el colegio cofundó una ONG junto a su padre para proteger los derechos de los niños en Francia, que luego replicaron en Túnez. En 2009 decidió estudiar comunicaciones y estando en la universidad fundó DREAMin, una metodología que capacita a los estudiantes de manera que sean parte del cambio social a través de emprendimientos.
En 2012, luego de una visita a la zona de Bir Salah, en Túnez, en 2012, Toumi constató cómo la falta de agua había afectado a sus habitantes, sobre todo a las mujeres que debían dedicarse a oficios precarios y mal pagados. Creó un plan para revertir la situación pero el Ministerio del Medio Ambiente lo rechazó y los bancos tunecinos no le prestarían dinero por ser mujer. Entonces ella decidió levantar los fondos a través de crowfunding. “Cada vez que obtuve un no, fue una motivación para mí”, ha dicho la empresaria. Lo que hizo fue convencer a agricultores y granjeros locales de introducir cultivos alternativos como las acacias para generar una nueva fuente de ingresos mediante la venta de la goma y el aceite de los árboles de moringa, que son resistentes a la sequía. Al principio se aseguró que todas las productoras fueran mujeres, pero más adelante fue incluyendo también a los trabajadores hombres. El proyecto se ha expandido y pasó a denominarse 1milliontrees4Tunisia. Su creadora insiste que el uso de árboles para combatir la desertificación es aplicable a nivel mundial. En consecuencia ha impulsado el uso de nuevas técnicas agrícolas sostenibles y organizadas por cooperativas.
En 2016 Sarah Toumi fue nombrada como la única persona árabe o africana en la lista de Forbes 30 empresarios menores de 30 años. También ha recibido reconocimientos de Ashoka y Rolex. Además es una de las fundadoras del Centro Tunecino de Emprendimiento Social, dedicado a hacer del emprendimiento social una base para la economía tunecina.