Rebecca Lee Crumpler fue la primera mujer afroamericana en convertirse en médica en años donde la educación formal para las mujeres era escasa, más aún para las de color.
Nació en el siglo XIX, creció en Pennsylvania y fue criada por su tía. En su comunidad siempre asistió a enfermos y heridos a través del conocimiento que obtuvo de otras mujeres u observando a mayores, por lo que su vocación al servicio de la salud de las personas comenzó desde pequeña. A sus 20 años se mudó a Massachusetts donde comenzó a trabajar como enfermera, oficio que aprendió en la práctica pues no existían escuelas de formación. En 1860 ingresó al New England Female Medical College de Boston, entidad reconocida como la primera casa de estudios de medicina para mujeres. Además, Rebecca se convirtió en una de las primeras mujeres afrodescendientes en estudiar allí.
Tras la irrupción de la Guerra Civil, Rebecca y sus compañeras interrumpieron sus estudios para ponerse al servicio de los heridos. Al quedar viuda retornó a la facultad para seguir desarrollándose profesionalmente y convertirse en la primera mujer afroamericana en tener el título de médico. Comenzó una práctica en Boston, pero luego se mudó a Virginia, donde se dedicó a atender a personas de su misma comunidad, y sobre todo esclavos liberados, los que eran discriminados y no recibían atención médica de los blancos.
Tras volver a casarse inició un centro asistencial en Boston donde enfocó su carrera a grupos sociales marginados y a la población negra, sobre todo mujeres y niños, donde potenció el aspecto nutricional y el tratamiento de enfermedades. Su trayectoria profesional la retrató en su libro “A Book of Medical Discourses” donde evidenció su lucha por tener un espacio en la comunidad científica más allá de su género y raza. Además, su obra incluyó diversos conocimientos médicos que estaban principalmente dirigidos a mujeres.
En 1989 se creó el Rebecca Lee Society, entidad médica que busca dar apoyo a mujeres afrodescendientes.