La francesa Irène Joliot-Curie descubrió nuevos elementos radioactivos; cambió la tabla periódica, permitió su uso en medicina y en la fabricación de nuevas armas. Por sus descubrimientos recibió el Premio Nobel de Química.
Hija de Pierre – Nobel de Física- y Marie Curie -Nobel de Física y Química-, desde pequeña mostró habilidades para las ciencias avanzadas. En 1914 ingresó a estudiar matemáticas y física a La Sorbona, aunque durante la Primera Guerra se retiró. Ella y su madre trabajaron como enfermeras radiológicas de los heridos en batalla.
Ayudó a instalar unidades de rayos X en hospitales militares. Al finalizar el conflicto, regresó a la universidad, se licenció y cursó un doctorado. Se desempeñó como ayudante de Marie en el Instituto del Radio de París, futuro Instituto Curie, y allí conoció a Frédéric Joliot. Se casaron en 1926.
Tanto sola como en colaboración con su esposo, realizó análisis sobre radiactividad natural y artificial. Ambos recibieron el Premio Nobel de Química en 1935 en reconocimiento a su síntesis de nuevos elementos radiactivos. En 1948, junto a otros científicos, crearían el primer reactor nuclear francés.
Después de haber sido rechazada tres veces, la designaron Directora de Investigación de la Fundación Nacional de Ciencias de Francia. Obtuvo el puesto de Subsecretaria de Estado en Investigación Científica además de una cátedra en la Facultad de Ciencias de París.
Se afilió al Partido Socialista en 1934. Perteneció al Comité de Vigilancia de Intelectuales Antifascistas, participó de forma activa en la lucha por el desarrollo social e intelectual de las mujeres. Fue miembro del Comité Nacional de la Unión de las Mujeres Francesas y del Consejo para la Paz Mundial.
Con el auge del nazismo decidió esconder la información referente a los principios de los reactores nucleares en la Academia de las Ciencias por años. Tras la guerra, la nombraron directora del Instituto del Radio.
Irene, al igual que su madre, murió de leucemia a causa de la exposición prolongada a material radioactivo.