El día que Rafaela Vicuña escuchó por primera vez la melodía del chelo le encantó. Años después, se convertiría con sólo 17 años en la estudiante más joven en ser seleccionada en el Conservatorio de Música Rueil-Malmaison de París, Francia. En el 2020 fue elegida una de las Bacanas Sub 30 por Mujeres Bacanas y el Programa de la Autoestima de Dove.
Uno de sus escenarios favoritos para tocar es el metro. Con el Cuarteto de cuerdas Non Sprezzatura, que creó con una amiga y dos amigos en el 2013, se instalan en los vagones a tocar sus temas. Hay personas que se ponen a bailar, otras que se pasan de su estación sólo para felicitarlos. Es su manera de llevar la música a todas las personas.
A los seis años quiso aprender violín. Su mamá y papá la llevaron a la Corporación Cultural de Lo Barnechea para que tomara clases, pero ya no quedaban cupos. “¿Has escuchado cómo suena el chelo? Es mucho más bonito, te va a gustar”, le dijo la profesora. Luego la seleccionaron para ser parte de la orquesta de la Corporación.
Obtuvo una beca de la Fundación de Orquestas Juveniles e Infantiles de Chile. A los 12 ingresó al Conservatorio de Música de la Universidad de Chile, después se cambió al de la Universidad Mayor. Ganó el concurso de Jóvenes Talentos del Teatro Municipal; el premio fue dar un concierto como solista.
Siempre soñó con especializarse en el extranjero, aunque no fue fácil lograrlo. Quiso irse a Manchester pero no aprobó el examen de inglés. Una amiga chilena la contactó con una profesora del Conservatorio de Música Rueil-Malmaison de París. Le envió videos, su currículum, le contó un poco de su trayectoria para que ella le diera su opinión.
En septiembre del 2019 su mamá la acompañó a su audición en Francia, presentó el concierto de Haydn en Do Mayor. La aceptaron de inmediato, le dijeron que empezaba las clases en una semana más, ella ni siquiera había Finalizado el colegio. Terminó la enseñanza media en un dos por uno, y en diciembre su papá le ayudó con su mudanza y se instaló sola a vivir en París.
Sólo conocía a una pareja de chilenos en la ciudad. Asistía a clases de lunes a sábado, incluso en tiempos de cuarentena. Tenía clases por la mañana, por la tarde, una ventana entre medio. Por problemas con su visa no pudo trabajar. Para juntar dinero para sus gastos personales hizo clases y un crowdfunding.
Por motivos familiares congeló la carrera y regresó a Chile en marzo. Su idea es retomar su formación cuando inicie el nuevo año académico. Hoy está organizando un concurso para niñas y niños chelistas porque piensa que “no se los pesca mucho en tanto a la música. Esto es por el bien de ellos, de las futuras generaciones”. Además, se incorporó al proyecto Bacanes Chile “que busca ser una vitrina de ejemplos juveniles líderes” en distintas áreas.
A Rafaela le gustaría algún día tener una escuelita en el sur, enseñarle a los más chicos la pasión por la música. “Si amas hacer algo a tal punto que sientes que el corazón y alma te estallan de emoción cuando lo haces, no dejes que nada te detenga. Persigue tus sueños, para eso vivimos”.
(Créditos Instagram @100_diasdepractica y @rafaelavicuna_ )