La localidad de Wamba, en la República Democrática del Congo, queda en un área protegida, lejos de la civilización. En el lugar se han instalado científicos para estudiar a los bonobos, una especie de primates que son casi «primos» de los humanos, ya que son genéticamente muy similares y tienen un ancestro en común que habitó la Tierra hace seis millones de años. Hasta ahí llegó la chilena Isabel Behncke, quien por meses caminó cuatro horas al día por la selva, donde apenas penetra la luz entre los árboles, para observar por seis horas a los bonobos. Sus descubrimientos, que dieron la vuelta al mundo, convirtieron a la primatóloga en una referente mundial del estudio del comportamiento humano.
Desde pequeña, Isabel Behncke se interesó en los animales. Llamada por sus múltiples intereses y por una inquietud que la caracteriza, dejó inconclusa su carrera de Biología en la Universidad en Chile y se fue a vivir a Inglaterra, donde terminó sus estudios en Cambridge y Oxford. En esta última casa de estudios, Behncke hizo un doctorado en Antropología Evolutiva y Cognitiva, momento en que aparecieron los bonobos, primates poco estudiados en terreno por la dificultad que acarrea llegar hasta ellos, pero con tanto que enseñar sobre los humanos.
Cuando Behncke decidió partir al Congo, en 2009, desde su profesor hasta sus familiares le pidieron que desistiera. Parecía una locura: el terreno era complejo por los conflictos políticos, quedaba lejos y no tenía centros de salud, había que sortear serpientes y animales salvajes. Nada de eso le importó; la científica estaba convencida de que había que mirar más de cerca a estos primates. Y así lo hizo durante tres años, durante los cuales caminaba hasta tres mil kilómetros por la selva para observarlos. Behncke se dio cuenta de que los bonobos viven en una sociedad matriarcal —a diferencia de los otros «primos» evolutivos de los seres humanos, los chimpancés—, de que tienen sexo no solo con fines reproductivos, sino también para distenderse y solucionar conflictos, y de que usan el juego para sociabilizar.
Junto con servir de herramienta para conocer en profundidad a una especie animal, sus estudios en terreno le permitieron a Isabel Behncke investigar la evolución y el comportamiento humano, encontrar las causas de nuestra habilidad de reír, de nuestra creatividad o incluso explicar por qué nos gusta ir a festivales de música. En un mundo más desconectado, Behncke también destaca la importancia de los lazos sociales y de la vida en comunidad.
La chilena, un referente en primatología, ha expuesto sobre estos temas en escenarios y congresos de importancia mundial, tiene su propia charla TED y hasta es asesora en la tecnológica Silicon Valley. Basada en su experiencia con nuestros primos bonobos, Behncke sostiene que la confianza, la cooperación y hasta la risa son actitudes fundamentales para la evolución del ser humano.
* Esta bacana es parte de nuestro libro Mujeres Bacanas Latinas.