Fue una de las primeras mujeres novelistas de Turquía. Y con seis novelas publicadas, Fatma Aliye Topuz se transformó en un ícono y también en pionera del feminismo en su país, donde desde 2009, los billetes de 50 liras turcas llevan impreso su rostro.
Hija de un diplomático, historiador e intelectual, Fatma y sus hermanos estuvieron expuestos a la cultura de varios países donde vivieron en su infancia y adolescencia; eso le permitió una educación más cosmopolita, y hablaba francés y árabe. Su padre la casó con un oficial, con quien tuvo cuatro hijos. Su marido, más tradicional, no dejaba a Fatma leer libros extranjeros durante los primeros años de su matrimonio.
Cuando ya llevaban diez años casados, ella publicó la traducción al turco de la novela Volonté de George Ohnet, que firmó bajo el seudónimo de “una dama”, aunque en su momento pocos creían que una mujer podía hacer tan buen trabajo intelectual. Luego vino la coautoría del libro Sueño y verdad, junto al escritor Ahmed Mithat; él firmó con su nombre, ella, como “una mujer”.
Usaría por primera vez la firma propia para su primera novela individual, Muhazarat (o Información útil). Era 1892, y Fatma se convertía así en una de las primeras mujeres en publicar un libro de todo el imperio Otomano. Trata de cómo es una falsedad de que una mujer no puede olvidar el primer amor; vendrían otras cuatro novelas, todas girando alrededor de modernas visiones de la mujer musulmana, la vida conyugal y el mundo femenino. Sus escritos fueron traducidos al francés y publicados internacionalmente.
Además, fue una pionera del feminismo y una embajadora de las mujeres musulmanas ante el mundo. Por trece años publicó columnas en La Gaceta de las Mujeres. “En materias de humanidad, no hay diferencias entre mujeres y hombres. Somos todos seres humanos”, escribió. Siendo que era una conservadora, igualmente defendía de los derechos del género, y la importancia de la educación femenina, ya que consideraba que las madres eran el pilar de las familias. También fundó la asociación otomana de mujeres para la ayuda, que se preocupó de auxiliar a los soldados de la guerra turca-griega.
Los últimos años de su vida los vivió en viudez, y con complicaciones de salud y dinero; murió en Estambul en 1936.