Fue una pintora renacentista reconocida por sus obras de carácter religioso. Criada en una familia ligada al arte, nació en Rávena, Italia. Hija del pintor Luca Longhi, la artista creció en sus talleres en compañía de sus pinturas, y fue ahí donde su padre traspasó este oficio a ella y a su hermano Francesco. Pese a eso, el aprendizaje y desarrollo del arte fue más limitado para Bárbara, ya que coartaban la participación femenina en este trabajo.
Aun así, la artista continuó realizando diversas obras, las cuales muchas veces no estaban firmadas y eran atribuidas a su padre. Sus pinturas eran principalmente cristianas, al igual que las del resto de su familia, que estaba sumamente comprometida con la Contrarreforma de la Iglesia Católica.
Los cuadros de Bárbara Longhi plasmaban figuras y pasajes religiosos con técnicas como el esfumado y la composición piramidal, métodos inspirados de otros personajes del mundo del arte como Leonardo Da Vinci. Sus primeras obras reflejaron las restricciones a las que estaba sometido el género femenino en este rubro, ya que sus pinturas no contaban con una gran diversidad de colores debido a la limitada paleta a la que tenía acceso. Sin embargo, a medida que pasaba el tiempo sus obras comenzaron a destacar con contrastes, variedad de tonos y calidez.
Su trabajo cuenta con 15 lienzos. Dentro de los más destacados se encuentran los retratos realizados a La Virgen y el niño Jesús, arte cristiano también conocido como “Madonna”. Pese a que en su momento el trabajo de Bárbara Longhi tuvo sólo reconocimiento en su ciudad natal, actualmente sus cuadros están expuestos en la Galería Nacional de Bolonia, en el Museo de Louvre, en la Pinoteca de Rávena, en el Museo Nacional de Bucarest y la Galería de Dresde.