Tras una experiencia de bullying, la chilena Andrea Henríquez creó la fundación Volando en V, que trabaja por el fortalecimiento de la convivencia en establecimientos educacionales a través de múltiples dinámicas que previenen el maltrato escolar.
A sus 14 años Andrea vio a una compañera que lloraba a causa del acoso, y este hecho la trasladó a su propia experiencia. Por trabajo de su padre vivió su infancia en diversos países, entre ellos Ecuador. Allí, a los 11 años, sufrió de bullying en su colegio a través del ciber-acoso, maltrato físico y verbal, lo que pudo superar gracias al apoyo de compañeras mayores que realizaron iniciativas para hablar del acoso escolar y promover su erradicación.
Al revivir esa situación a través del testimonio de una nueva víctima, Andrea se puso a hacer un catastro de estudiantes que pasaban por la misma situación, y propuso a su directora combatir el bullying de la misma forma que lo hicieron sus compañeras de cursos mayores. Ese fue el inicio de Volando en V. El nombre hace la analogía al vuelo de los pájaros tras su guía líder, al igual que la esencia del proyecto, que desde el liderazgo de los estudiantes más grandes fomenta el fin de prácticas abusivas.
Volando en V se convirtió en fundación el año 2016, y se ha expandido en Ecuador y Chile, donde trabajan con más de 28 recintos educacionales. Ahí, capacitan y promueven espacios para combatir estas prácticas desde los tres ejes principales: víctimas, agresores y espectadores, para crear una convivencia escolar positiva y sana.
Hoy a sus 21 años Andrea es estudiante de ciencias políticas, ha sido reconocida con el Premio Espíritu UC, distinguida como una de las 100 jóvenes líderes por la Revista Sábado y la Universidad Adolfo Ibáñez (2017) y recibió el premio Mujer Impacta en 2019.