Nombrada “la desconocida más famosa del mundo”, la fotógrafa Vivian Maier murió en 2009 sin publicar su trabajo. Su historia y talento fueron conocidos cuando John Maloof buscaba en un mercado callejero de Chicago algo que le mostrara cómo era la vida en la ciudad antiguamente para escribir un libro. Compró los negativos de Maier en la subasta de un depósito y decidió grabar toda la experiencia. Así nació Finding Vivian Maier, documental ganador del Óscar en 2013 que reconoció el trabajo de la fotógrafa.
Vivian nació en Nueva York, pero vivió gran parte de su vida en Francia con su madre y la fotógrafa Jeanne J. Bertrand, de quien obtuvo su interés vocacional. Cuando cumplió 25 años decidió volver a la Gran Manzana y comenzó a trabajar de niñera puertas adentro. Compró su primera cámara Rolleiflex y se mudó a Chicago, donde la familia para la que trabajaba le facilitó una habitación para convertirla en un “cuarto oscuro”, donde pudo revelar algunas de sus fotografías.
Cambió de familias incontables veces y por lo tanto de barrio. Así comenzó a tomar fotografías de las personas en sus vidas cotidianas, los grafitis en las paredes, lugares abandonados y en general todo lo que le llamara la atención, juntando más de cien mil rollos sin revelar sobre la escena callejera de Chicago y Nueva York entre 1950 y 1990. Durante la década de los 80, la inestabilidad de su trabajo la llevó a vivir situaciones precarias, sin embargo poco se sabe de su vida personal. Quienes la conocieron como niñera, aseguran que siempre se movía con una cámara colgando en su cuello tomando fotografías que no le enseñaba a nadie. Usaba ropa masculina, sombreros grandes, le encantaba el cine y se declaraba socialista y feminista.
En enero de 2009, Vivian sufrió un accidente caminando sobre hielo y tuvo que ser trasladada a un asilo, donde murió 4 meses después a los 83 años.
El éxito de su carrera tras el descubrimiento de sus negativos, vino con incontables exposiciones mundiales y documentales en su honor.