Vera Menchik fue una británica-rusa que se convirtió en la primera campeona de ajedrez, transformándose en una referente del deporte al desafiar a sus pares masculinos en plena década del 30.
Tras la revolución rusa abandonó su país natal y se asentó en Inglaterra junto a su familia. Con tan solo 9 años, Vera ya dominaba el ajedrez, deporte que aprendió junto a su padre y que perfeccionó con su llegada a la nueva ciudad. En medio de las barreras idiomáticas y en un ambiente con predominancia masculina, la joven vio en este deporte una forma de adaptarse a su nueva vida.
La ajedrecista se abrió camino en medio del machismo y la masculinización que existía de este espacio, donde las mujeres eran consideradas meras espectadoras o acompañantes. Poco a poco fue ganando experiencia, venciendo a sus pares y creando renombre.
En 1926 se impuso en el Open Británico y un año más tarde se alzó como la primera gran campeona de la historia durante el primer mundial femenino de este deporte. Su hito fue fundamental para crear referencia y motivar a que mujeres participaran de este espacio.
Pese a eso, la deportista quería seguir proyectándose en el mundo del ajedrez y enfrentarse a los mayores exponentes de la disciplina. Es por esto que decidió no seguir participando en torneos femeninos, a excepción de las instancias mundiales, para enfocarse solo en competiciones contra pares masculinos. En los eventos no era bien vista por sus compañeros, pero las burlas nunca la dejaron intimidar y su tablero llegó a superar a grandes figuras y maestros del deporte, siendo catalogada como “la única mujer que jugaba con hombres”.
Vera compitió en diversos torneos de ajedrez en representación de Rusia e Inglaterra. En cuanto al mundial femenino, se mantuvo durante doce años a la cabeza del título. Finalmente, la ajedrecista murió a los 38 años tras ser víctimas de uno de los bombardeos de la segunda guerra mundial.