En medio de la Segunda Guerra Mundial, la chilena María Edwards McClure participó activamente en la resistencia francesa y en el rescate de niños judíos durante el holocausto.
Nació en Santiago, Chile, en el seno de una de las familias más conocidas del país: los Edwards. Su padre fue un empresario y político chileno, y su hermano fue el fundador del reconocido diario El Mercurio. María se casó a temprana edad y se mudó a Francia junto a su esposo debido a las labores diplomáticas de este. La pareja residía en una zona lujosa y se incorporaron a la gran sociedad del país europeo. Años más tarde enviudó, y tras la irrupción de la Segunda Guerra Mundial y la invasión alemana, decidió no regresar a Chile.
Con la llegada del ejército nazi, Edwards comenzó a ser partícipe de la resistencia francesa. Desde su posición y contactos logró ingresar como voluntaria y trabajadora social al hospital Rothschild, lugar que atendía a judíos que eran capturados y posteriormente trasladados a los campos de concentración. Fue ahí donde la chilena comenzó a ocultar a bebés y niños, que, tras el paso por el hospital, eran condenados junto a sus padres a zonas de exterminios. Junto al trabajo colaborativo de enfermeras, María sacaba a los pequeños del lugar -con el permiso de sus padres-, falsificaba sus papales para evitar sospechas y los llevaba ocultos hasta su hogar. Los niños permanecían unos días en su departamento hasta que eran trasladados a otras viviendas de miembros de la resistencia o lugares parroquiales.
Su labor fue interrumpida por la detención que realizó la Gestapo. María logró sobrevivir gracias a su posición y contactos que la ayudaron a librarse del centro de detención. Tras finalizar el conflicto bélico, la chilena siguió en Francia hasta 1960, década en la que volvió a su país natal, donde murió en 1972. Su labor fue reconocida por Francia con la Legión de Honor (1953), se le otorgó la distinción de “Justa entre las Naciones” (2006) y fue nombrada Hija Ilustre de Santiago.