Pionera dentro del movimiento Bauhaus, la ingeniera y diseñadora Mariane Brandt se dedicó a inventar objetos domésticos que combinaron arte y utilidad.
Sus estudios artísticos comenzaron en la Escuela Superior de Bellas Artes de Weimar donde aprendió escultura y pintura. Adquirió su apellido de Erik Brand, un pintor noruego con quien se casó en 1919, y de quien se divorció años más tarde.
Ingresó para estudiar en la Bauhaus en 1923. La escuela alemana fundada por Walter Gropius en 1919, era atendida en su mayoría por hombres que buscaban sentar las bases del diseño gráfico e industrial, uniendo uso y estética. Las mujeres que se aventuraban a entrar, lo hacían en los talleres de cerámica o textil. No fue el caso de Marianne quien decidió entrar al taller de metal dirigido por el húngaro László Moholy-Nagy. Su talento y maestría, aún cuándo sus compañeros le daban las tareas más difíciles, hicieron que obtuviera su grado en metales y sucediera a Moholy-Nagy como directora del taller en 1928.
Su aproximación al diseño, sencillo y funcional, destacaba ante la de sus pares. Desde formas geométricas sencillas creó objetos domésticos como ceniceros, lámparas y el emblemático juego de café y té MT49. Junto a Hin Briedendieck codiseñó la lámpara Kandem, uno de los diseños más importantes de la escuela, no solo por su funcionalidad de lámpara de mesa sino que por su producción a nivel industrial a principios del siglo XX.
En 1929 dejó la Bauhaus para trabajar con Walter Gropius en Berlín con la firma Ruppel especialistas en producción masiva de objetos de metal. Tras la llegada de los nazi, periodo en que Marianne no pudo encontrar trabajo como ingeniera, retomó su oficio fotográfico, experimentando con fotomontajes y autorretratos. En los setenta se asentó en la República Democrática Alemana, donde siguió con su faceta de pintora, fotógrafa y escultora hasta sus último años de vida.