Fue una importante policía inglesa. Hija de un cervecero, Lilian tuvo la posibilidad de educarse en Inglaterra y luego París, iniciando estudios de derecho que luego tuvo que interrumpir para servir como enfermera durante la Primera Guerra Mundial.
En febrero de 1919 Wyles comenzó su carrera policial transformándose en una de las tres mujeres sargentos de las patrullas femeninas temporales de esa época. A ellas les tocó cubrir el centro de Londres y el East End, y ahí se encontraron con el desprecio de sus compañeros hombres e incluso de parte de la ciudadanía que cuestionaba que mujeres se hicieran cargo de la fuerza pública. Al comienzo se les asignaron tareas sencillas como escoltar a los niños perdidos. Cuando las patrullas femeninas se disolvieron, Lilian se convirtió en pionera al ingresar oficialmente a la Policía Metropolitana en 1922. Al ser la primera mujer en ese puesto, sus relaciones con sus colegas masculinos muchas veces fueron tensas y discriminatorias pero ella se ganó la confianza del jefe alguacil, Frederick Porter Wensley, hasta su retiro en 1929.
Wyles jugó un papel decisivo al hacer que las mujeres policías tomaran las declaraciones de mujeres en casos de agresión sexual, ya que “se requería un conocimiento detallado de las reglas de evidencia para que una declaración fuera útil y admisible. En 1922, se le dio a Wyles la responsabilidad de tomar declaraciones en todos los casos relacionados con niños y niñas que surgieron al norte del río Támesis. Su mayor relevancia pública llegó en 1928 cuando se involucró en el caso Savidge que acusaba conducta sexual inapropiada por parte de un miembro del Parlamento, a pesar de que el caso había sido desestimado por su superior. Wyles fue ascendida a inspectora jefe en 1932 y se retiró a Cornwall en 1949, donde escribió y publicó sus memorias llamadas A Woman at Scotland Yard.