La sueca Erika Lust ha transformado el “cine para adultos” en una “revolución feminista”. La mirada está puesta en el placer de las mujeres, en lo que ellas quieren. El objetivo de sus películas ha sido acabar con el estigma asociado al cuerpo femenino.
La primera vez que vio una película porno tenía 13 años. La encontró ridícula. La segunda tenía 19, se lo propuso su pololo de entonces. Pese a que la excitó algo no lograba engancharla. La revelación llegó cuando vio la obra de Candida Royalle, a quien Erika define como “la pionera de las películas eróticas y dirigidas desde la perspectiva de la mujer”.
Dicen que desde pequeña cultivó su interés por el cine y el teatro. Estudió Ciencias Políticas en la Universidad sueca de Lund, se especializó en Derechos Humanos y Feminismo. Le apasionaba la cultura española, por lo que tras graduarse se mudó a Barcelona.
Conoció al argentino Pablo Dobner, su futura pareja y Director Ejecutivo de su empresa ErikaLustFilms. Empezó a trabajar como ayudante en diversas empresas de producción audiovisual. Hizo un curso de cinematografía y su trabajo final fue un cortometraje con escenas de sexo explícito: ‘The Good Girl’.
En 2005 ganó el primer premio del Festival Internacional de Cine Erótico de Barcelona. Le propuso a una productora porno comercializarlo, le respondieron que no había mercado para este tipo de producto. Erika subió la película a su blog personal y en pocos días ya lo habían descargado dos millones de veces.
Junto a Pablo fundó su propia productora especializada en “porno feminista”. Se convirtió en guionista, directora y productora independiente. Del DVD pasó a internet. Hoy tiene cuatro plataformas: XConfessions, LustCinema, ElseCinema y The Store. Además, ha publicado varios libros, entre ellos la novela erótica ‘La canción de Nora’.
Erika define su trabajo como “pornografía alternativa”, “cine independiente para adultos”, “cine erótico”. Para ella, sus películas no sólo son sexo explícito, sino que también tratan del entendimiento erótico, de cómo conectan las personas, de dónde surge el deseo.