Destacada filósofa y científica, Laura Bassi fue la primera mujer en dirigir una cátedra de física en la universidad. Nacida en Bolonia, Italia, y proveniente de una familia acomodada, desde pequeña tuvo interés hacia al mundo intelectual, demostrando una gran erudición y prodigiosidad que su padre y familia potenciaron a temprana edad. Comenzó a ser educada e instruida sobre lenguas, matemáticas, metafísicas y filosofía, lo que le brindó un desarrollo académico que la hizo parte de conservatorios, debates públicos y oratorias con intelectuales.
A la edad de 21 años se graduó de filosofía en la Universidad de Bolonia. Tras formarse se unió a este establecimiento de educación superior para ejercer como profesora, pero al ser mujer su labor fue limitada ya que el ejercicio de esta profesión dependía de aprobaciones externas del senado. No fue hasta 1738, tras casarse con el médico Guiseppe Veratti, que pudo ejercer la docencia con plena libertad, pues la restricción ya no dependía del senado sino de su marido. Pese al limitante sistema imperante, la pareja compartía la misma intelectualidad e interés profesional, así que Bassi no tuvo impedimentos por parte de su esposo. En 1749 el matrimonio creó un laboratorio que estudiaba, investigaba y enseñaba la física, y el cual poco a poco comenzó a tener mayor reconocimiento por los cursos avanzados que impartían y su pionero desarrollo en las teorías de Newton.
En 1776, tras habilitarse un vacante en el Instituto de Ciencia, Laura Bassi logró impartir la clase de física experimental teniendo a su esposo como asistente, transformándose así en la primera mujer en dictar una cátedra de física en la educación superior.
Falleció dos años más tarde, dejando un gran legado científico.