El cuadro Propped de Jenny Saville se vendió por 10,8 millones de euros en una subasta; es el precio más alto en la historia que se ha pagado por una obra de una artista viva.
Jenny Saville nació en Cambridge en 1970 y estudió en la Escuela de Arte de Glasgow a finales de los ochenta donde realizó un intercambio que la llevó a Cincinatti, Estados Unidos, donde la artista quedó impresionada con los volúmenes y formas de los cuerpos de las mujeres con sobrepeso y las obesas. Con el cuerpo como principal guía en su trabajo artístico, Saville comenzó a investigar sobre éste, examinando carne de animales, estudiando la escultura renacentista y observando cómo el cuerpo de las madres cambia con la llegada de los hijos.
Jenny desafía la pintura figurativa contemporánea con nuevos límites que cuestionan el género y la percepción social del cuerpo y su potencial. Antes de graduarse fue seleccionada dos veces en la National Portrait Gallery con sus óleos. Cuando en 1992 hizo su exhibición final, toda su tesis fue comprada por Saatchi, por lo que pasó a ser parte de los Young British Artists, aquellos artistas ingleses de principios de los noventa que se hicieron famosos luego de ser expuestos en la galería Saatchi y en la Royal Academy of Arts de Londres.
En 1994 viajó nuevamente a Estados Unidos, esta vez a ver de cerca el trabajo de un cirujano plástico, donde vio cómo se construían y deconstruían cuerpos de mujeres buscando la perfección en la fragilidad de las cirugías.
La obra de Jenny ha sido exhibida en la Bienal de Venecia, la galería Gagosian, el Museo de Arte Contemporáneo de Roma y el Museo Moderno de Oxford. En ella combina la figuración clásica y la abstracción moderna, se enfoca en las “imperfecciones” del cuerpo y las implicancias de éste. Sus óleos, muy pastosos, son obras de gran formato que desafían al espectador a enfrentarse al cuerpo femenino, su piel y pliegues, distorsionados para alejarse de la belleza ideal mediática.