Se ha transformado en un éxito mundial y viral; pareciera que no hay rincón en el mundo donde hoy no se comente su especial de comedia para Netflix, llamado Nanette. Ahí la comediante Hannah Gadsby hace mucho más que chistes, sino que genera una catarsis colectiva, negándose a entrar en el juego del humor a costa de los más débiles, de los abusados o de los homosexuales como ella.
Gadsby nació en la pequeña localidad de Smithton, en Tasmania, una isla australiana que ella misma considera casi el final del mundo. Ser lesbiana en una localidad tan lejana y tradicional fue duro; ella misma cuenta que la homosexualidad era considerada un delito en Tasmania hasta 1997. Siempre sintiéndose diferente al resto y rara, y tras vivir episodios de abuso, Hannah Gadsby comenzó a hacer chistes para aliviar la incomodidad.
Tuvo varios trabajos y obtuvo su especialización universitaria en Historia del Arte y Curatoría. Todo eso ella lo combina con su comedia: explicando la misoginia en el mundo artístico. Gadsby comenzó a trabajar el circuito de stand-up y en 2006 ganó en la competencia Raw Comedy de Australia, para jóvenes de carrera ascendente en el humor. Desde entonces que es un nombre establecido en la comedia de su tierra natal. Para la audiencia internacional, comenzó a ser más conocida por su papel secundario en la serie Please Like Me.
Hasta 2018, cuando el mundo entero quedó pasmado con Nanette, descrito por expertos como un nuevo hito mundial en la cultura del stand-up. Ahí Gadsby bromea sobre ser lesbiana y verse masculina, para luego hacer una reflexión sobre la naturaleza del humor: “Me río de mí misma para que la otra gente se sienta más cómoda acerca de mis diferencias. Y decidí que no quiero hacer más eso. Por mí, y por todos los que puedan identificarse conmigo”.
Gadsby lleva cerca de un año haciendo el show a diferentes puntos del globo, ganando premios como el del festival Edinburgh Fringe y el de comedia internacional en Melbourne. Ahora piensa continuar escribiendo un libro autobiográfico y mantener su promesa: hacer humor pero sin que sea a costa de su humillación ni la de las minorías como ella.