Eugenie Clark, estadounidense de ascendencia japonesa, estudió el comportamiento, ecología y taxonomía de los peces durante más de medio siglo. En su libro “The lady and the sharks” relató sus experiencias al entrar en contacto con los tiburones en sus hábitats naturales.
Tenía nueve años cuando visitó el acuario de Nueva York por primera vez, le encantó. Su mamá, que se había quedado viuda desde hacía algunos años, la llevaba para que disfrutara las 14 hectáreas y las 350 especies de fauna acuática mientras ella trabajaba en un quiosco de periódicos.
El amor por el océano creció. Eugenie deseaba nadar con los tiburones en los estanques de vidrio. Su fascinación la llevó a hacer una licenciatura y un postgrado en zoología de la Universidad Hunter College, EEUU. Luego se trasladó a la Universidad de Nueva York para realizar un doctorado.
Desarrolló investigaciones en laboratorios de ciencias oceánicas y trabajó en el Museo Americano de Historia Natural en Nueva York. Observó la vida marina, sobre todo a los tiburones. Se vinculó con la Oficina de Investigación Naval. Durante alrededor de un año recorrió territorios de la Micronesia.
Era una de las únicas ictiólogas que estudiaba y describía especímenes vivos en su entorno nativo. Así visitó lugares poco explorados, como el Mar Rojo. Al regresar escribió un libro sobre sus experiencias llamado “Lady with a Spear”, el cual inspiró a los filántropos Anne y William Vanderbilt a financiar un laboratorio en Florida donde ella se desempeñó.
Se convirtió en miembro de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia y la Sociedad Americana de Oceanógrafos la premió con la Medalla de la Excelencia. Durante su carrera recibió tres doctorados honorarios en ciencia, numerosos premios y reconocimientos.
Hizo 72 inmersiones sumergibles y muchas otras más con equipo de buceo. Enseñó sobre los tiburones y trató de “limpiar su mala fama”, se convirtió en la “la dama de los tiburones”. Descendió por última vez en el mar cuando tenía 92 años, meses antes de morir.