A esta doctora australiana le tocó vivir la Primera Guerra Mundial siendo adolescente y entonces decidió que sería “alguien de utilidad en el mundo”. Como médico Dame Annie Jean Macnamara investigó y creó tratamientos para diversas formas de parálisis. Se especializó en poliomielitis, enfermedad que hasta mediados del siglo pasado era de riesgo letal para los menores. Sus logros científicos le significaron el título de Dama Comandante de la Orden del Imperio Británico en 1935.
Nació en una ciudad del sudeste de Australia y en 1907 se trasladó junto a su familia a Melbourne. Siempre destacó en los estudios e ingresó a la Universidad de Melbourne con 17 años. Se graduó en Medicina, Cirugía y Anatomía y logró una beca en Cirugía para trabajar como oficial médica residente en el Hospital Real de Melbourne. Un año después fue nombrada residente en el Hospital de Niños. Estando ahí se produjo una epidemia mundial de polio y Jean, junto a su compañero Frank Macfarlane Burnet, demostraron que había más de una cepa del virus, algo que años más tarde fue decisivo para el desarrollo de la vacuna.
Entre septiembre de 1931 y octubre de 1933, la doctora viajó a Inglaterra y a Estados Unidos gracias a una beca Rockefeller para estudiar aparatos ortopédicos. En esos años de investigación se convenció de la importancia del cuidado posterior para las personas discapacitadas y consiguió el primer respirador artificial para Australia. Volvió a su país en 1934, se casó y tuvo dos hijas. Siguió trabajando intensamente e ideó un tratamiento que consistía en entablillar la parte paralizada para que el nervio dañado se recuperara. Para ello trabajó directamente con fabricante de férulas diseñando nuevos dispositivos. En 1938 Macnamara abrió una clínica donde treinta niños eran tratados a diario y se les daba un plato de comida caliente. Además supervisaba otras clínicas en el país.
Otra faceta de sus investigaciones permitió erradicar una plaga de conejos en Australia y también junto a su marido luchó contra el uso indiscriminado de pesticidas. Murió de un ataque al corazón a los 69 años. Ha sido ampliamente homenajeada y aparece en el sello de 45 centavos junto al doctor Burnet. El pasado 1 de abril, Google le dedicó su doodle.