Fue la primera mujer en graduarse de médica en Argentina; una pionera en las áreas de obstetricia y ginecología, una incansable maestra y, además, Cecilia Grierson peleó durante su vida por los derechos de las mujeres.
Hija de una familia de inmigrantes escoceses, Cecilia Grierson pasó la mayor parte de su infancia entre los campos uruguayos que trabajaban sus padres. Su padre murió, y ella siendo adolescente pasó a ayudar a su madre a mantener a la familia, desempeñándose como profesora. Estaba destinada a la docencia, pero algo lo cambió todo: una amiga muy querida murió de una larga enfermedad, y Cecilia vio en el mundo de la salud una vocación. Pero nunca una mujer se había graduado como médica en Argentina. Escribió a la Facultad de Ciencias Médicas explicando por qué debían integrarla y eventualmente lo logró. Se convirtió en la primera mujer médico profesional de su país en 1889.
El camino de lucha siguió. Cecilia se especializó en estudios de obstetricia, trabajando en hospitales. Pero cuando postuló a ser profesora en la Cátedra Obstetricia para parteras, se le negó el puesto, declarando ese llamado al concurso desierto. Ese tipo de discriminaciones las sufriría toda su vida por su género, así que se puso manos a la obra creando sociedades e instituciones ella misma, como la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios. También fue una de las pioneras en kinesiología, publicando en 1897 el libro Masaje práctico.
Cecilia Grierson fue además una de las primeras feministas de su país. En 1899 viajó a Londres a participar en el Congreso Internacional de Mujeres; una década más tarde lideraba el Primer Congreso Feminista Internacional de Argentina. Dedicó años al estudio del Código Civil de su país, llamando la atención sobre la falta de derechos que tenían las mujeres a partir de este.
Grierson se retiró y vivió con una pequeña pensión hasta su muerte en 1934. Hoy plazas y calles de Argentina llevan su nombre, y su retrato está en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada.