Alos 93 años, el jueves pasado, murió Ángela Margarita Jeria Gómez. La madre de Michelle Bachelet fue fundamental en la historia de la ex presidenta, pero además se destacó por ser una mujer valiente y comprometida con los derechos humanos. Nació en Talca y en 1945 se casó con el general Alberto Bachelet y tuvieron dos hijos: Alberto y Michelle. Como profesional trabajó en la Editorial Universitaria de la Universidad de Chile y luego en la Oficina de Presupuesto, donde llegó a ser directora. Entonces, en 1969, decidió dejar el cargo y entró a estudiar arqueología a sus 43 años.
Tras el Golpe de Estado se cerró la carrera y su marido, que era secretario de la DINAC en el gobierno de Allende, fue detenido y torturado por sus propios compañeros de la Fuerza Aérea. Bachelet murió de un paro cardíaco en 1974 estando detenido en la Cárcel Pública de Santiago. Cuando se reabrió la carrera de arqueología, Jeria se reintegró, pero entonces ella y su hija fueron detenidas y llevadas a Villa Grimaldi para ser interrogadas y torturadas. A Angela Jeria la vendaron y encerraron durante cinco días en una cajonera. Quienes se encontraban recluidos en el mismo centro de detención han descrito su entereza y valentía ante los abusos a los que fue sometida.
En febrero de 1975, Gelo, como le decían sus cercanos, fue trasladada a un cuartel de la PDI y luego llevada directamente al aeropuerto, donde se encontró con su hija Michelle para partir juntas al exilio. Vivieron en Australia y luego en la República Democrática Alemana, ahí la ex presidenta estudió medicina y Ángela trabajó en un centro de prehistoria y arqueología. En 1977 Jeria viajó a Washington DC y colaboró en la investigación del asesinato de Orlando Letelier denunciando al mundo las violaciones a los derechos humanos cometidas en la dictadura de Pinochet.
En 1979 se les permitió volver a Chile. Jeria se integró al Comité Pro-retorno, trabajó en la Comisión de Derechos Humanos y participó activamente en manifestaciones sociales contra la dictadura. En 1990 retomó sus estudios de arqueología, pero luego optó por apoyar la carrera política de su hija siendo una abuela muy involucrada en el cuidado y educación de sus nietos. Durante el primer gobierno de Bachelet además ejerció el rol equivalente al de primera dama. A través de distintos gestos siempre transmitió templanza y demostró que su dolor no se transformaría en rencor ni odio. Ejemplo de ello fue su encuentro con Moren Brito, ex militar que la interrogó durante su detención en Villa Grimaldi. Él vivía en su mismo edificio y en el ascensor Ángela lo encaró recordándole de donde se conocían, a lo que agregó: “Yo no lo odio”.