La semana pasada se cumplió un mes de la partida de la periodista Javiera Suarez. Los últimos tres años tuvo que enfrentar un melanoma grado IV. Posteriormente el cáncer se expandió a otras partes del cuerpo. Javiera nunca bajó los brazos y se mostró al mundo tal cual era, con sus días altos y bajos. Se propuso hacer múltiples actividades para apoyar a personas que estuvieran enfrentando esta enfermedad y aportó a la gran tarea de visibilizar el cáncer para que exista un real apoyo a nivel país.
Quienes la conocían desde niña, tuvieron claro que su perseverancia y optimismo no aflojaban fácilmente frente a las dificultades. Su interés siempre fueron las comunicaciones, lo que la llevó a estudiar Periodismo en la Universidad Finis Terrae. Fue reportera, panelista, comentarista de espectáculos y conductora en programas de Canal 13, Mega, La Red y Zona Latina.
Su enfermedad comenzó en el 2007, cuando la diagnosticaron de melanoma, el cual lo extraen sin mayores problemas. Luego en mayo del 2016, reaparece días posteriores a la gran noticia de que junto a su marido Cristián Arriagada estaban esperando a su primer hijo.
Javiera siempre mantuvo una actitud positiva y optimista junto a su marido. Los tratamientos fueron constantes y por momentos difíciles, sin embargo su embarazo fue avanzando en contra de todo pronóstico, lo que le fortalecía la fe en ella y su familia. El niño nació y hoy crece sano.
La enfermedad potenció en Javiera el valorar cada vez más la autenticidad. Visibilizar la enfermedad a través de sus redes sociales y entrevistas hizo que muchas personas se identificaron con ella y sus vivencias, además de promover la prevención de la enfermedad. Apoyó a personas, visitándolas, o por teléfono o mails, para darles esperanza y entregar energía a quienes la necesitaran. A pesar de sus tratamientos, quimioterapias y estado de salud, participó de múltiples actividades y charlas para apoyar a personas cáncer. Fue embajadora de varias fundaciones, entre ellas “Vivir más feliz” (Centro TROI Calvo Mackenna), Clow Hospitalario Chile y “Make a wish Chile”.
Javiera murió a los 36 años. Su testimonio no dejó indiferente a quienes la escuchaban, porque se propuso mirar el cáncer sin miedo, y sin tabúes.