En 2003, una estudiante de 23 años se mudó de su Calcuta natal a Bangalore. Y, de inmediato, sola, caminando por la calle, se sintió insegura. “La vulnerabilidad de estar sola me llegó. Caminaba sin preocupaciones hasta que alguien me toqueteaba. Era frustrante. La ausencia de una comunidad para terminar con el problema no ayudaba”, ha contado hoy Jasmeen Patheja, más de diez años después, cuando su trabajo de acción de arte, performance y comunidad anti acoso sexual lleva una década creando visibilidad del problema en India y el resto del mundo.
El proyecto se llama Blank Noise y fue oficialmente fundado por Patheja en 2004, como un colectivo artístico que genera debate público por el acoso sexual en la calle. Uno de sus primeros aciertos y proyectos exitosos, fue que junto a un grupo, preguntaron cuál era la calle más peligrosa y oscura del barrio. Los mandaron al “callejón de las violaciones”, como era conocida coloquialmente una intersección. Semana a semana, se reunieron ahí, llevando mesas, sillas y comida, a conversar y pasar el rato. Recuperaron la zona, que hoy es segura.
Otro proyecto, hecho en 2012, buscaba batallar las violaciones grupales en Dehli. La idea era que la gente se sumara dando ideas de cómo ellos podían ayudar a evitar el crimen. Llegaron más de 200 propuestas, que incluían desde familias dispuestas a dar refugio a víctimas de violencia, a profesores que enseñarán a sus alumnos la importancia del consentimiento, entre muchas otras ideas.
Blank Noise también tiene un blog con vivenciales, una comunidad de activistas, y una serie de proyectos de todo tipo. Los voluntarios que hacen distintas actividades, creando un espacio seguro para hablar del problema, son llamados “Héroes de Acción”, propagando la idea de que cualquier persona puede generar un cambio en el entorno. La idea es que en el futuro, el colectivo se
transforme en una ONG.
“Lo que en India se llama anacrónicamente como ‘susurros nocturnos’ (eve teasing) es una violación sexual que enfrentamos todos los días e ignoramos. Estructuramos nuestra vida para evitar que ocurra, al ‘vestirte decente’, ‘volver a casa temprano’, etc, privándonos de esa manera de nuestros derechos como ciudadanos”, ha resumido Patheja.