Quienes conocen la trayectoria y la obra de Adriana Valdés Budge entienden que la ensayista bien se merece los reconocimientos que ha obtenido este 2018. A sus 75 años se acaba de convertir en la primera mujer que dirigirá la Academia Chilena de la Lengua en sus 133 años de existencia. Hace pocos días la intelectual ganó además el Premio Literario de la Municipalidad de Santiago por su ensayo “Redefinir lo humano”. El trabajo crítico de Valdés ha abordado humanidades, literatura, filosofía y artes visuales, y en los últimos años su voz ha tomado relevancia fuera de los círculos estrictamente académicos gracias a su activa participación en twitter.
Estudió castellano en la Escuela de Pedagogía de la Universidad Católica, lugar donde luego hizo clases entre 1965 y 1975. Ahí fundó, junto a otros académicos, la revista Taller de Letras de la cual fue subdirectora. En 1975 se integró como traductora a la planta internacional de las Naciones Unidas donde se desempeñó hasta el año 2001. Durante 25 años fue Directora de la División de Documentos y Publicaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Durante la década de los 70 comenzó a publicar artículos sobre cultura, literatura y artes visuales, primero en la revista Mensaje y luego en otros medios y proyectos editoriales. Sus textos son esenciales para ahondar en el arte de exponentes tan relevantes como Eugenio Dittborn, Alfredo Jaar y Adolfo Couve, entre otros. Además fue pareja del poeta y escritor Enrique Lihn y se convirtió en una de las mayores conocedoras de su obra; en 2008 publicó “Enrique Lihn: vistas parciales” y recibió el Premio Altazor de ensayo literario. En 2011 publicó “Señoras del buen morir”, y al año siguiente apareció su libro “De ángeles y ninfas: conjeturas sobre la imagen en Warburg y Benjamin”, también nominado al Premio Altazor. En 1993, Valdés fue la quinta mujer en formar parte de la Academia de la Lengua, institución que ahora presidirá.