Acaba de celebrarse un nuevo natalicio de esta italiana nacionalizada brasilera, quien es una de las mentes más elogiadas de la arquitectura moderna, al proponer que ésta fuera humana, sencilla y popular. Sus proyectos, diseños y escritos son un legado que buscó humanizar la disciplina y así socializar la cultura.
Luego de que su estudio de arquitectura en Roma fuera bombardeado en la II Guerra Mundial, Lina Bo Bardi decidió con su marido, el periodista Pietro Maria Bardi, irse a Brasil. Se instalaron en Salvador de Bahía, donde Lina hizo trabajos públicos relacionados con restauración y escenografía. Esto hizo que comience una inmersión en la cultura brasileña, en una búsqueda -que duraría toda su vida- de la relación entre la vanguardia estética de la época y la tradición popular.
En 1957 se embarcó en el proyecto que la tendría durante 9 años instalada en su construcción: el Museo de Arte São Paulo Assis Chateaubriand (MASP), donde entendió la importancia de estar presente en la obra y poder resolver problemas a medida que se presentaban. Así el color rojo que resalta en el edificio no fue nada más que el resultado de grietas en el hormigón original, que se debían cubrir; entonces Lina decidió destacar la cobertura completa, pintándola de rojo. Este edificio se convirtió en un emblema de la unión del arte y lo público, lo interno con lo externo, al tener la mayor estructura tipo pórtico del país, creando una plaza pública, salas de planta libre con mucha luz natural y soportes museológicos vanguardistas.
Lina Bobardi también era una teórica de la arquitectura, lo que quedó demostrado en su texto Contribuição Propedeutica ao ensino da Teoria da arquitetura (1957), donde describe la importancia de la relación de la arquitectura con la naturaleza y en la alianza que esta unión debía hacer con las ciencia y las nuevas tecnologías, de manera de crear espacios para un hombre real, no idealizado. Además fue una de las primeras escritoras en plantear durante los 50, los problemas ecológicos del futuro, como la escasez de agua, los incendios forestales, erosión y degradación.
A pesar que menos de 20 de sus proyectos se construyeron, su significado social que sustenta la vida colectiva tienen hasta hoy un importante significado en la historia de la arquitectura. Entre sus obras destacan su propio hogar, la Casa de Vidrio y el SESC Pompéia, una sede cultural y social en una vieja fábrica de Sao Paulo.