Catedrática de la Universidad de Bolonia en el siglo XVIII y miembro de la Academia de Ciencias de Bolonia, la italiana María Gaetana Agnesi desarrolló la “curva de Agnesi”. Su libro «Instituciones analíticas para el uso de los jóvenes italianos» se tradujo a varios idiomas y fue utilizado para aprender matemáticas por más de medio siglo. La Biblioteca Ambrosiana de Milán alberga 25 volúmenes de sus obras inéditas.
Educada por tutores, desde niña la denominaron la “Oráculo de siete idiomas” por la cantidad de lenguas que conocía. En las tertulias que organizaba su padre disertaba sobre temas filosóficos, científicos y matemáticos. A los nueve años expuso en latín sobre el derecho de la mujer a estudiar ciencias y sobre cómo las artes liberales no eran contrarias al sexo femenino.
A los 20 años publicó «Proposiciones filosóficas», un libro escrito en latín donde abordó problemas de filosofía de la naturaleza. Al año siguiente quiso ingresar a un convento, pero su padre se negó. Ella decidió quedarse en casa y dedicarse al estudio de las matemáticas y de libros religiosos. Casi una década más tarde, en 1748, comenzó a hacerse cargo de los cursos que dictaba su padre en la universidad.
Publicó «Instituciones analíticas para el uso de los jóvenes italianos», un texto matemático sobre el cálculo diferencial e integral; desarrolló la “curva de Agnesi” (también conocida como “la bruja de Agnesi” por un error de traducción), una fórmula que se sigue utilizando en geometría. Se cuenta que luego de esto el papa Benedicto XIV le dio el beneplácito para asumir la cátedra de matemáticas superiores y filosofía natural de la Universidad de Bolonia.
Cuando tenía 34 años su padre murió y María cambió las matemáticas por la teología. Empezó a brindar ayuda a personas necesitadas, realizó obras de caridad e hizo votos de pobreza. Durante los últimos 28 años de su vida dirigió el Pío Albergo Trivulzio, un asilo de enfermos y un hospicio.