Desobedeció las convenciones sociales y resumió sus vivencias en más de cuatro millones de palabras. En 2011, la UNESCO reconoció los escritos de la inglesa Anne Lister como documentos fundamentales en la historia británica, por dar un acceso único a la vida privada de una mujer lesbiana en una época donde debía esconder su sexualidad, y por documentar la Inglaterra del momento.
Cuando tenía siete años su mamá la mandó a un internado, le molestaba que actuara de una manera tan “masculina”. En la institución la aislaron en un dormitorio que estaba en el ático, no querían que otras estudiantes imitaran su comportamiento.
A los 15 compartió habitación con su compañera Eliza Raine. Con ella vivió sus primeras experiencias lésbicas que relató en su diario de vida. Se casaron, intercambiando anillos y votos. Al tiempo Anne quiso tener aventuras con otras mujeres y Eliza no lo soportó.
En 1810 conoció a Isabella Norcliffe. Se hicieron amigas, fueron amantes ocasionales y ella le presentó a Mariana Belcombe, quien sería su gran amor. Tuvieron un romance apasionado. Un día, pese a sus ruegos, Mariana se casó con Charles Lawton. Por casi 20 años continuaron viéndose cada vez que podían.
Apodada “Gentleman Jack”, registró todas sus conquistas en cuadernos. Ideó un código secreto que utilizó para describir sus ardientes encuentros, y que sólo logró ser desclasificado años después de su muerte. Viajó a París, luego recorrió Europa, fue la primera mujer en ascender el Monte Perdido al sur de los Pirineos. Cuando Anne heredó la propiedad familiar, se convirtió en terrateniente.
Cortejó a su vecina Ann Walker; dos años después sellaron su alianza comulgando juntas en la iglesia. Recorrieron Francia, Dinamarca, Suecia y Rusia. Anne murió durante la travesía a causa de fiebre. Su esposa embalsamó su cuerpo y lo llevó de regreso a Inglaterra.
Anne Lister es considerada la primera “lesbiana moderna”.