Era hija de madre soltera, quien logró educarla mientras trabajaba de costurera. Como una forma de rendir honores a los esfuerzos de su madre, Olga Poblete fue buena alumna y decidió convertirse en profesora. Sus aportes a la educación nacional fueron enormes, lo mismo que su legado como una importante activista del feminismo del siglo xx en Chile.
Nació en Tacna, que en ese entonces seguía bajo el control chileno. Tras unos años se mudó junto a su madre a Santiago, donde estudió en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile y se convirtió en profesora de Historia, Geografía e Instrucción Cívica en 1928.
Tras hacer clases en un par de instituciones, asumió la dirección del Departamento de Ciencias Sociales del Liceo Experimental Manuel de Salas, creado en 1932 y cuya primera directora fue Amanda Labarca. Una institución que se fue transformando en un centro de cambios de la educación, con cursos secundarios mixtos y novedades como consejos de curso o centros de alumnos.
En 1938 Olga Poblete fue invitada a participar en el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH), creado hace pocos años por pioneras del feminismo chileno como Elena Caffarena, Graciela Mandujano y Marta Vergara, entre otras. Olga fue una miembro muy activa de la organización, que no solo abogaba por el derecho a voto femenino —que se consiguió en Chile en 1949—, sino también por los derechos de las mujeres sobre su cuerpo, por el divorcio y por más inclusión en el mundo social y político chileno.
Olga, quien se casó y tuvo dos hijos, en 1945 ganó una beca y partió por unos meses a la Universidad de Columbia, en Estados Unidos. Llegó cuando Hiroshima y Nagasaki aún ardían en la conciencia estadounidense y volvió a Chile convertida en una antiimperialista y una incansable trabajadora por la paz. En los años siguientes fue activa participante y organizadora de encuentros por la lucha pacifista y en 1962 recibió el Premio Lenin de la Paz, el equivalente al Nobel que otorgaba anualmente la Unión Soviética.
Durante la dictadura en Chile, Poblete, ya mayor, no se quiso quedar de brazos cruzados: organizó canastas de alimentos para ayudar a niños y jóvenes. Junto a Elena Caffarena, se reunieron con jóvenes mujeres y les contaron de la lucha que habían dado hace décadas. En ese encuentro generacional nació el MEMCH 83, una resurrección de la organización feminista, ahora centrada en la oposición a la dictadura.
En 1990 Olga Poblete publicó La guerra, la paz, los pueblos, su último ensayo.
* Esta bacana es parte de nuestro libro Mujeres Bacanas Latinas.