Revolucionó la manera en cómo la feminidad era representada. Retratista e ilustradora de arte erótico, la artista Gerda Wegener, también conocida con el apellido Fredrikke, pintó a mujeres hermosas, coquetas, fuertes, independientes, libres. Fue la primera en retratar a una mujer transgénero.
Nació al sur de Dinamarca y creció en un pueblo rural. Se trasladó a la capital para estudiar en la Real Academia Danesa de Bellas Artes. Allí conoció al pintor paisajista Einar Wegener, con quien se casó cuando tenía 19 años.
Participó en exposiciones nacionales. Ganó un concurso de bosquejos organizado por el periódico danés Politiken. Lili Elbe, como se llamaría su esposo tras su cirugía de reasignación de sexo, se convirtió en su gran musa. En 1912 ambas se mudaron a París.
Gerda se introdujo en la industria de las revistas de moda, destacándose por su estilo Art Déco. Publicó en Vogue, La Baïonnette, Femina. Durante la Primera Guerra Mundial destacó como ilustradora satírica con imágenes sobre dicho conflicto bélico.
Obtuvo dos medallas de oro y una de bronce por su obra de arte en competencia en la Exposición Internacional de Artes Decorativas e Industriales Modernas de 1925 en París. Pintó acuarelas de contenido erótico y lésbico para el libro “Doce sonetos lascivos” de Louis Pearceau. Mujeres investigando sus genitales con la ayuda de un espejo, tocándose, intimando.
Acompañó a Einar en la mayoría de sus operaciones para “transformarse” en Lili. El Rey Cristián X de Dinamarca anuló el matrimonio entre ambas, a los meses Lili moriría tras su última intervención. Gerda se casó con el diplomático italiano Fernando Porta con quien vivió en Marruecos. Cinco años después se divorció.
Regresó a Copenhague y presentó sus obras por última vez en 1939. Pese a haber expuesto en el Salon d’automne, el Salon des Indépendants y el Salon des Humoristes, Gerda Fredrikke vivió sus últimos años vendiendo tarjetas pintadas a mano y sumida en un doloroso alcoholismo.