Fue una de las actrices españolas más celebradas de su época y la colaboradora estrella en el escenario de Federico García-Lorca; comprometida políticamente, Margarita Xirgu tuvo que vivir en el exilio en Latinoamérica, donde se transformó en una líder de las artes escénicas en Uruguay, con visitas también a Chile y Argentina.
Margarita Xirgu nació en Molins de Rei, una localidad catalana, y siendo niña junto a su familia se trasladó a Barcelona. Sería en esa ciudad donde comenzaría su carrera en las tablas como aficionada, pero pronto se dedicaría profesionalmente al teatro. Margarita formó en 1910 su propia compañía de teatro ganando notoriedad; un par de años después se trasladó a Madrid, donde se terminó conquistando la fama. En 1926 conoció a Federico García-Lorca, y juntos se embarcaron en una amistad y colaboración profesional, cuya primera obra fue María Pineda, de 1927, y cuyo vestuario diseñó el mismísimo Salvador Dalí. Fue un éxito, y con eso despegó la carrera como dramaturgo de García-Lorca, ayudado por las tremendas actuaciones de Margarita.
Xirgu montó varias de las obras del también poeta, como Yerma y Doña Rosita la soltera; en los años 30, era una de las actrices más famosas de España. Era también conocida como Margarita la roja, por su cercanía al comunismo, y era un secreto a voces que era lesbiana, pero ya que era difícil vivir fuera del clóset en esa época, incluso se casó dos veces.
García-Lorca fue asesinado en 1936, mientras Margarita estaba de gira en Latinoamérica. En 1939, Xirgu se exilió oficialmente del régimen franquista. Su sede principal sería Uruguay, donde se convirtió en Directora de la Escuela Municipal de Arte Dramático; tenía también prolíficas giras a Buenos Aires y Santiago, donde montó obras como La casa de Bernarda Alba. Se convirtió en una especie de madrina de las artes dramáticas en los países del cono sur.
Murió en Uruguay. Nunca pudo volver a España en vida por el régimen de Franco, pero sus restos fueron repatriados en 1988, cuando la dictadura había terminado.