Figura emblemática del periodismo político nacional. Raquel Correa fue respetada transversalmente y reconocida por su estilo directo y agudeza al momento de entrevistar a importantes personajes de nuestra historia. Fue Premio Nacional de Periodismo en 1991 y dedicó parte importante de su vida a la enseñanza como profesora en la PUC. A sus entrevistas a protagonistas nacionales como Augusto Pinochet, Salvador Allende, Jaime Guzmán, Sebastián Piñera, Carlos Cardoen, Ricardo Lagos y Manuel Contreras, hay que agregar a figuras internacionales como Sor Teresa de Calcuta y Henry Kissinger, entre varios otros.
Hija de agricultor, pasó su infancia en una hacienda cerca de Sagrada Familia, en la Séptima región, y luego estudió en el internado del Colegio del Sagrado Corazón. Su sueño fue transformarse en actriz. Incluso se inscribió en la academia de Hugo Miller, a escondidas de su familia, quienes escandalizados la hicieron desertar de la actuación. Luego entró a estudiar psicología en la Universidad de Chile, hasta que en tercer año, invitada por Lenka Franulic, entró a participar de un programa en radio Minería y se enamoró definitivamente del periodismo. Entre 1965 y 1975 estuvo en Revista Vea y se fue transformando en una célebre entrevistadora. También trabajó en las radios Cooperativa y Minería, en Revista Cosas, La Tercera, El Mercurio, TVN y en Canal 13, en programas como “A esta hora se improvisa”.
Durante décadas sus entrevistas fueron indispensables y repletas de momentos inolvidables e incómodos. Como cuando en el programa “De Cara al país” una pregunta suya dio paso al famoso “dedo de Lagos” mientras miraba a la cámara encarando a Pinochet. Fue la primera mujer en recibir el Premio Nacional de Periodismo y también el Lenka Franulic, entre muchos otros reconocimientos a su carrera. Fue co-autora de los libros “Los generales del régimen” (1983, con Malú Sierra y Elizabeth Subercaseaux) y “Ego Sum Pinochet” (1989, con Elizabeth Subercaseaux). Siempre mantuvo independencia política aunque sus críticas a la dictadura en muchas oportunidades limitaron su libertad y su trabajo. Murió en 2012, producto de un derrame cerebral seguido por un paro cardíaco. Recién entonces se supo su edad, dato que siempre quiso resguardar.