Tenía sólo 19 años cuando se convirtió en la primera skater profesional; Patti McGee había conseguido su primera tabla cuando su hermano le hizo una en taller de manualidades en el colegio. Ella, oriunda de San Diego, California, había partido ya con el surf, y en el skate rápidamente se convirtió en una experta.
En 1964 Patti llamó la atención al coronarse campeona del Campeonato Nacional de Skateboard. Ahí podía tomar dos caminos: o seguir en competencias como amateur, o transformarse en una profesional, lo que significaba giras con demostraciones de piruetas y un sueldo. Se decidió por lo segundo, convirtiéndose en rostro de los skate Hobie, y yendo incluso a programas televisivos para hacer sus giros 360.
En 1965 Patti adornó la portada de la revista Life, parada en la patineta con sus manos, a modo de invertida, una foto icónica para todas las mujeres que después se han subido a los skate.
Después de un año de gira, el interés decayó un poco y Patti se dedicó a otras cosas. Una vida fuera de lo común todavía, ya que por un tiempo hizo ski, y también se dedicó a la minería de turquesas en Nevada y a trabajar en el mundo del cuero.
Hoy sigue siendo una ídola para jóvenes skaters, y además fue honrada como una de las leyendas del surf de Malibú. Su hija tiene una empresa de estampados y crean ropa para jóvenes mujeres que les gusta subirse a la patineta. En el año 2010 fue la primera mujer en ser introducida al Salón de la Fama del Skate en EE.UU.