Banco comunal: Chiloé Místico, Castro
Con solo 22 años, Estefanía Montiel ya ha impulsado dos emprendimientos con los créditos solidarios de su banco comunal. Es la persona más joven de las veinte que conforman Chiloé Místico y, desde 2020, es también su presidenta.
La primera vez que escuchó hablar sobre Fondo Esperanza tenía alrededor de quince años. Su mamá se había hecho socia para potenciar su negocio de repostería, de ella aprendió sobre negocios. Cuando cumplió 18, su madre le propuso integrarse al banco comunal, pero Estefanía quería antes estudiar. Buscó trabajo para no endeudarse, pero tras casi un año de intentos fallidos, a mediados de 2019 se hizo socia de Fondo Esperanza con su emprendimiento de ropa.
Presentó su libreta de costos y ventas para corroborar que su negocio era estable. Estefanía empezó a generar recursos suficientes para costear los primeros semestres de su carrera, Técnico Jurídico.
En 2020, previo a la pandemia, la eligieron presidenta del banco comunal. Recibió mucha ayuda de sus compañeros. Al inicio no se tenía fe, pero con las cuarentenas su rol se volvió esencial para el funcionamiento de la organización. “Me encargué de que el grupo no se disolviera”, dice. Visitó a algunos socios de tercera edad para explicarles paso por paso cómo funcionaba el sistema en línea e hizo tutoriales para que todos pudieran acceder a la información.
La venta de ropa se volvió ocasional ya que durante la pandemia “se crearon muchos emprendimientos del mismo rubro”, explica. Estefanía tomó entonces varios cursos de manicura. Partió ofreciendo sus servicios gratis para practicar y ganar experiencia, y cuando comenzó a irle bien pidió un crédito al banco comunal para poder impulsar su nuevo negocio. Hoy ya tiene clientas fijas y las nuevas suelen llegar por recomendación.
Tras congelar por dos años sus estudios a causa de la pandemia, en junio comenzó a hacer su práctica en un estudio de abogados. Su idea es trabajar por algún tiempo, juntar dinero y concretar un nuevo emprendimiento. “Mi meta a futuro es abrir una librería-café”. Quiere crear un espacio en que las personas que no pueden adquirir libros, puedan sentarse tranquilamente y leer.
Estefanía cree que las enseñanzas más grandes que ha obtenido emprendiendo están ligadas a la superación personal y a la comunicación. Si antes era más retraída, tener que hablar constantemente con las socias del banco la ha obligado a mejorar sus habilidades sociales. Así como también ha aprendido a buscar nuevos caminos con creatividad y empuje.