Llevaba unos años presentándose como soprano, pero en 1965 fue su gran salto a la fama internacional y su despegue decisivo. Montserrat Caballé subió al escenario del Carnegie Hall de Nueva York como suplente, ya que la estadounidense Marilyn Horne, quien debía interpretar el papel de Lucrecia Borgia en concierto, enfermó. El reemplazo no sólo fue un éxito, sino que causó sensación, con la crítica especializada comparándola a María Callas y Renata Tebaldi. Desde entonces que Caballé fue una de las grandes divas de la ópera del siglo XX.
Nació en Barcelona en una familia con poco dinero. Su madre la entrenó en el mundo de la música y a los 11 años la pequeña consiguió una beca para ingresar al Conservatorio del Gran Teatro del Liceo, el escenario más prestigioso de Barcelona. Se graduó en 1954, y al año siguiente hacía su primer papel protagónico en La serva padrona de Giovanni Batista. Comenzó a presentarse fuera de España, hizo una temporada en la ópera de Bremen, y también debutó en el Liceo de Barcelona en 1962. Siguió haciendo papeles de todo tipo hasta que llegó la noche del Carnegie Hall, cuando Montserrat Caballé se transformó en estrella.
A lo largo de su carrera de soprano, utilizando la técnica bel canto, Caballé interpretó desde Puccini a Verdi y Wagner. También se presentó junto a otros grandes de la ópera, como José Carreras, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti.
Su dueto más famoso fue en su incursión en el mundo popular, cuando se reunión con Freddie Mercury, el vocalista de Queen, para editar en 1988 el álbum Barcelona. Caballé interpretó la canción que bautizaba el disco en la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1992 pero sin su compañero, ya que este falleció el año anterior.
Montserrat Caballé siempre sintió una unión especial con el teatro del Liceo; cuando este se quemó en 1994, hizo grandes esfuerzos por su reconstrucción. Los últimos años de su vida, tras su retiro, estuvieron marcados por problemas de salud, pero también con algunos legales, ya que fue condenada por evasión de impuestos.
La española murió el 6 de octubre de 2018, tras estar hospitalizada por problemas a la vesícula. La sobreviven su marido, el tenor Bernabé Martín y sus dos hijos.