Por más de 25 años la activista transgénero y latina Lorena Borjas luchó por los derechos de las mujeres trans en Estados Unidos, convirtiéndose en un ícono de esa comunidad.
Nació en Veracruz, México, en 1960. En los ochenta emigró a Estados Unidos, llegando a vivir a Queens, en Nueva York. Iba en búsqueda de nuevas oportunidades y el poder acceder a tratamientos hormonales. En 1986 logró tener sus documentos legales, sin embargo, años más tarde tuvo complejidades para renovar su residencia debido a múltiples arrestos por prostitución; se había vuelto adicta al crack y llevaba una vida de trabajadora sexual cada vez más riesgosa.
En los 90 Lorena dejó una relación abusiva, las drogas, y decidió dedicar su vida a la defensa y protección de la comunidad trans, abarcando tanto la visibilización, apoyo psicológico, resguardo médico y legal. Todo esto con la constante incertidumbre de ser deportada. Su defensa estaba dirigida hacia toda la comunidad LGTBQ+, pero en sus inicios su principal enfoque fueron las mujeres trans, las personas portadoras de VIH y las trabajadoras sexuales, quienes vivían abusos como el trato de personas, violencia y arrestos.
Promovió la prevención del VIH a través de la entrega de preservativos por las calles, empezó a ser partícipe de organizaciones en pro de la defensa de los derechos de la comunidad LGTBQ+ y realizó campañas para personas con adicciones de drogas y alcohol. Su trabajo comenzó a ser colaborativo con diversas ONG e instituciones, con los que realizó una mayor red de apoyo para trans inmigrantes.
En 2012 creó la Fundación Lorena Borjas, que ampara las necesidades de la comunidad, y que va en ayuda de procesos de arrestos, financiamientos y asesoría legal. En 2017 autoridades del estado de New York indultaron los delitos por los que había sido arrestada hace más de 25 años atrás, imputaciones que no se repitieron y que motivaron su activismo. Finalmente, Lorena Borjas falleció en marzo de este año tras ser una de las víctimas de la pandemia del covid 19.