La copita menstrual se ha hecho cada vez más común, tanto por su utilidad como por ser económica y ecológica. Pero no es un invento reciente, sino que data de 1937, cuando Leona Chalmers, actriz e inventora estadounidense, la creó y patentó.
Durante siglos la menstruación fue un tema tabú, a pesar de ser algo tan natural. Las mujeres tuvieron que ocultar sus periodos menstruales e ingeniárselas con diversas medidas de higiene, con pocos elementos arcaicos que tenían al alcance. No fue hasta 1921 que comenzó a impulsarse una especie de almohadones que buscaban la mayor absorción del flujo menstrual, las conocidas tollas sanitarias que salieron al mercado de la mano de Kotex.
Leona Chalmers buscó un avance en la higiene femenina. La idea surgió tras su experiencia como actriz y las dificultades que trajo consigo la menstruación en días en que debía usar prendas de colores claras. Es por eso que a través del uso de goma y caucho vulcanizado creó lo que hoy conocemos como copita, y a lo que ella llamó “Receptor Catamenial”.
Previamente se habían creados algunas copas menstruales, pero estas no llegaron a comercializarse, eran de tosca fabricación y gran incomodidad. Chalmers las reinventó a través de la vulcanización del caucho, lo que le dio una mayor flexibilidad. Leona patentó el producto y lo comenzó a comercializar, sin embargo la copa menstrual no fue muy considerada por las mujeres, y tras la Segunda Guerra Mundial existió escasez de su principal material de fabricación. Pese a eso, en la década de 1950 Leona comenzó a perfeccionar este elemento de higiene menstrual, volviendo al mercado a través de la marca Tassete.
Una vez más no tuvo éxito ya que aún existía recelo a su uso, por el tabú que significada el sangrado, como por el hecho de introducirla para que cumpliera su función. Pese a que en su momento Leona no vio el auge de su creación, a partir de la década de los 80 volvió a ser popular y actualmente es uno de los métodos más recomendados durante el ciclo menstrual. Esto es gracias a su gran comodidad y ecología, ya que no genera residuos como las toallitas sanitarias.