Fue una de las diseñadoras más creativas y originales de la primera mitad del siglo XX, dejando un legado de obras en las artes decorativas y arquitectura. La irlandesa Eileen Gray fue una adelantada para su época, convirtiéndose en la primera mujer reconocida mundialmente en el diseño industrial. “Para crear, lo primero que hace falta es ponerlo todo en tela de juicio”, dijo la artista que a través de sus trabajos combinaba lo bello, útil y cómodo.
Nació en una familia aristócrata, donde heredó el gusto por el arte y los viajes de su padre, el gusto por la estética y decoración de su madre. Fue la menor de cinco hermanos, y al igual que otras mujeres de su clase social eran educadas por institutrices, a lo que Gray conminó con estadías en un internado en Dresde, Alemania. En 1898 estudió en el Slade School of Design de Londres, y luego partió a París a probar suerte.
Con sus primeras obras empezó a hacerse famosa y recibió varios encargos de la élite francesa para que les diseñara sus departamentos. Ya una carrera destacada, en 1922 abrió su propia tienda Galerie Jean Désert, donde mostró sus muebles, biombos y alfombras, y consolidó su aprendizaje de la técnica del lacado que lo mezcló con nuevos materiales industriales como el acero. Y también dejaba ver las influencias de otras culturas que estudiaba, como la africana y asiática.
Fue de la mano de Jean Badovici, en 1926 comenzó a aprender arquitectura, transformándose en su ayudante y pareja. Sólo nueve de las obras de Gray se llevaron a cabo, en tanto, cuatro de ellas fueron atribuidas a Badovici, debido a la semejanza de estilos. Dentro de sus casas más reconocidas están dos que construyó en el sur de Francia, entre la que estaba la E-1027 que es una de las emblemáticas de la arquitectura modernista y admirada por Le Corbusier.
Expuso en el Salon des Artistes Décorateurs donde presentó su proyecto “Chambre-boudoir para Monte-Carlo”, y Salon d’Automne y el Union des Artistes Modernes, grupo de diseñadores de la que ella fue miembro fundadora.
Era conocida por una personalidad solitaria y pudorosa, razón por la que la diseñadora permaneció alejada de sus contemporáneos. Gray se mantuvo activa tras cumplir los 90 años, trabajando para perfeccionar su portafolio y organizando sus diseños de muebles y proyectos.