Cocinera mapuche pewenche, las preparaciones de Ana Epulef Panguilef nacen de sus recuerdos y experiencias. A través de la comida recupera los saberes tradicionales de su pueblo e incentiva a las personas a que cultiven sus tierras. Anita, como le dicen de cariño, ve la cocina como un lugar de resistencia para defender la Pachamama y hacerle frente al colonialismo alimentario.
Nació en Curarrehue, una comuna ubicada en la Región de la Araucanía. Por diferencias familiares no se crio en su comunidad mapuche de origen. La educaron bajo las enseñanzas evangélicas, aislada un poco de la familia materna, y creció con la contradicción entre ser o no ser mapuche. Sin embargo, de niña aprendió de su mamá y de su abuela paterna el arte de cocinar sus platos típicos.
A los 16 años quedó embarazada y tuvo que dejar el liceo. Su mamá le dijo que tenía que trabajar y que ella se haría cargo de su guagua. Anita cuidó niños e hizo aseo tanto en Pucón como en Santiago. Al tiempo regresó a Curarrehue con la inquietud de saber cuáles eran sus raíces. Poco a poco se fue reconectando con la cultura de su gente y asistió a su primer nguillatun.
Tras la construcción de la Aldea Intercultural y el Museo Intercultural, que tiene por objetivo recuperar y representar la cultura y costumbres mapuche, en 1999 le dieron la concesión de un local en la Aldea. Anita armó su primera cocinería y empezó un proyecto para rescatar la gastronomía ancestral. Gracias a un FONDART de Patrimonio Inmaterial puso en marcha su investigación: quería saber por qué se habían perdido sus preparaciones tradicionales.
Sintió la obligación de seguir un camino de reivindicación a través de la cocina, de despertar y cuidar la memoria de la comida mapuche. Por lo mismo, cuando acabó su concesión en la Aldea, junto a su socia Juanita Becerra arrendaron un sitio donde puso su restaurante Mapu Lyagl. Más tarde formaron una organización indígena para comprar las tierras de manera comunitaria y así nació la Cocinería Mapuche de Curarrehue.