Activista marroquí-italiana por la vida y los derechos humanos de las personas desplazadas, Nawal Soufi está comprometida con convivir con inmigrantes en zonas limítrofes, ayudarlos con primeros auxilios, traducir documentos, acompañarlos a oficinas públicas; documentar y reportar lo que sucede en las fronteras de lo que ella llama la “Europa unida”.
Nació en Marruecos y llegó a Italia con su madre y su padre cuando tenía 25 días de vida. Se asentaron en Catania, en la isla de Sicilia, y se convirtieron en testigos de cómo los inmigrantes morían en el mar Mediterráneo. Sus padres comenzaron a recaudar fondos para repatriar los cuerpos que se recuperaban tras los naufragios y ella, a partir de los 14 años, comenzó a acompañar como traductora a quienes esperaban respuesta de distintas amnistías.
Se licenció en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. En 2012 entró a formar parte del equipo de salvamento marítimo como voluntaria. Viajó a Siria al frente de un convoy humanitario y se unió como colaboradora a la Guardia Costera italiana. Un día recibió la primera llamada desde un barco que estaba en problemas; a partir de ese momento nunca más volvió a apagar su teléfono.
En los tiempos de la operación Mare Nostrum, llevada a cabo tras la tragedia del 3 de octubre de 2013 donde un barco se hundió con inmigrantes frente a la isla de Lampedusa, la fiscalía de Catania abrió una investigación en su contra por “facilitación de entrada clandestina”. Tuvieron que pasar 10 años para que retiraran los cargos.
Nombrada Ciudadana Europea 2016 y distinguida con el premio Arab hope makers 2017 por ser “la persona originaria del mundo árabe con más influencia”, Nawal es un punto de referencia para quienes se arriesgan cruzando las rutas migratorias en Europa. Para ella, “tratar de garantizar una salida legal y digna es un deber de cada ser humano y de cada Administración europea (…) Abrir corredores humanitarios también ayudaría a gestionar los flujos migratorios”.