Fue una pionera del arte en Chile; la primera mujer en ganar el Premio Nacional de Arte, entre otros hitos que pavimentaron camino. La pintora Ana Cortés Jullian, perteneciente a la Generación del 28, además tuvo una extensa carrera enseñando a nuevas generaciones.
Hija de madre francesa, pasó buena parte de su infancia en París, para volver a Chile en 1920 y comenzar a estudiar en la Escuela de Bellas Artes. Cinco años después, sin chaperona como se estilaba en la época y sin fortuna, parte de regreso a Europa donde terminará por forjar su educación artística con todas las corrientes y novedades de la época. Se instaló primero con su padrino en Francia, donde eventualmente sus pinturas serían admitidas en diferentes salones de exposición. También paseó por Italia y Dinamarca, absorbiendo arte y vanguardia, y conoció museos en España y Suiza.
En su regreso a Chile en 1928, se incorpora al Salón Oficial. Esta exposición que reúne a varios chilenos formados en Europa es un hito del arte local, donde aparecen las abstracciones y nuevas técnicas. Ana también es convocada por la Universidad de Chile para hacerse cargo de la Biblioteca de Bellas Artes. En 1931 se transforma en la primera mujer de la Escuela, en la cátedra de Afiche y Propaganda; es la primera mujer en hacerlo.
Por tres décadas hará clases en la Universidad de Chile, entre medio de las cuales volvió a Europa a perfeccionarse otra vez. En 1974 gana finalmente el Premio Nacional de Arte, mención en Pintura.