La laosiana Chantavone Inthavongsy ha sido la primera mujer en formarse como experta en la eliminación de bombas. Ella cree que una mujer puede hacer lo que quiera, siempre y cuando esté decidida, trabaje duro y dé lo mejor de sí. “Las mujeres pueden y deben desempeñar papeles importantes en la sociedad”, dice.
Entre 1964 y 1973, durante la guerra de Vietnam, Estados Unidos lanzó en promedio ocho bombas por minuto sobre Laos; dicen que “caían como la lluvia”. Fueron más de 2 millones de toneladas, superior a las usadas durante toda la II Guerra. La mayor parte eran antipersonas de las cuales se estima que un 30% no detonó.
Hasta hoy la mayor parte de los artefactos explosivos permanecen en su tierra; cada año matan a decenas de personas, hay ciertos terrenos inaccesibles. Esto afecta la seguridad alimentaria, los medios de vida, el desarrollo económico y evitan que muchos laosinos no puedan salir de la pobreza.
Diez de las 18 provincias del país quedaron “severamente contaminadas”. De niña Chantavone escuchó historias de personas heridas, mutiladas y muertas. Ella quería ayudar. A los 20 años se capacitó en el Programa Nacional de Municiones sin detonar de Laos (UXO Lao) para remover los explosivos.
En un comienzo estaba nerviosa, pero le aseguraron que en la medida que siguiera las instrucciones todo estaría bien. Fue la única mujer que aprobó la prueba y de inmediato se convirtió en jefa de equipo, pasó a tener 10 personas a su cargo. Cinco días a la semana detectaban y destruían municiones sin estallar en campos y montañas.
Estaba orgullosa de su trabajo. Gracias a la experiencia adquirida fue promovida a experta en eliminación de municiones explosivas. Hasta 2013 fue la única mujer altamente calificada para ocupar esta posición en UXO Lao, un año después ya eran tres. Responsable de cuatro equipos, se encargó de que todos los miembros fueran entrenados de manera apropiada, estuvieran sanos y en forma.